Fernando Peña, columna para Argentores

Para el último número de la revista de Argentores, me invitaron a participar con una columna sobre Fernando Peña. El tipo era enorme, fue uno de mis maestros, de él sigo aprendiendo.

(Boceto de Augusto Costhanzo para los 10 años de El Parquímetro 2008) 

📻📖👇
Estábamos en Bariloche. Habíamos terminado el tercer programa de la semana que transmitíamos desde el amanecer en la Base del Cerro Catedral. Todos los integrantes del Parquímetro disfrutábamos de la nieve. Fernando junto a su novio de ese momento iban con sus esquíes tres aerosillas más adelante. De repente veo que se da vuelta, me mira y empieza a gritar y a gesticular. Nos separaban varios metros, Fernando insistía ahora con los brazos. Era urgente. Suena mi celular. Era Fernando. “Lucas, ¿trajiste un grabador?”. “Sí, traje minidisc”, contesté. “Esta tarde no planifiques nada, tenemos que entrevistar a Ruth”, cortó y salió esquiando. Sin entender lo que me pedía a las 16.45 nos encontramos en una cervecería cerca del Lago Nahuel Huapí. Fernando había hecho la inteligencia con las mozas del restaurant para entrevistar a la baronesa Ruth Von Ellrichshausen. Era la autora de “El Casco y yo”, el libro que Peña interpretaba en el Parquímetro como si fuera la propia Ruth. La baronesa de la aristocracia alemana había nacido en Berlín en 1918 y había llegado a la Argentina en 1950. Con su marido Alfred construyó y dirigió el Hotel El Casco, en Bariloche. Su libro repasaba su vida y contaba desde la Segunda Guerra Mundial hasta las controversiales figuras nacionales e internacionales de la política, el deporte y el espectáculo que frecuentaron ese famoso hotel en distintos momentos de la Argentina. Fernando estaba ansioso y excitado: Iba a conocer a una de sus criaturas en persona. Era otro Peña. “Vos grabás y tratás de registrar todo, no sólo la entrevista”, me dijo antes de tocar el timbre.Todo en Fernando era político. Dio vida a más de veinte criaturas que retrataban y desafiaban a la sociedad más conservadora de los años 2000. Dick Alfredo, el locutor, era un mexicano trisexual, con un estilo muy Hugo Guerrero Martineitz, autoritario e implacable al conducir. La Mega fue la primera locutora travesti con un rol protagónico en la radio argentina. Una travesti en la conducción hace 20 años. Palito era un pibe pillo de José León Suárez que enlazaba ternura y humor con drogas, robos y un constante enojo con la humanidad que no ve las urgencias de los que nada tienen. Monseñor Lago (cualquier similitud con Laguna no es pura coincidencia) sostenía –y exponía– las barbaridades y abusos de la Iglesia. Delia Dora de Fernández (viuda de un genocida de la última dictadura cívico militar) amenazaba a oyentes y a los protagonistas de la actualidad con secuestros, picanas y desapariciones. Roberto Flores sacaba a los putos del closet con alegría. Rafael Orestes Porelorti realizó una gran campaña, que contó con el apoyo de renombrados periodistas y comunicadores, para ser Jefe de Gobierno Porteño. Perdió con Macri. Revoira Lynch, con su ciclo Gente Como Uno, era parte de ese grupo selecto que estudia en el Cardenal Newman o en el Saint Andrews, que no dice rojo, sino colorado, que no dice malla, sino traje de baño. “Para la gente bien no hay imposible”, era su lema, su norte en la vida. Fernando Peña se inventó a sí mismo. Siempre se reprodujo. Como cuando Milagros y el Oficial Brown se comunicaban por teléfono con Lalo, compartían programa con La Negra o acompañaban a Larrea en Radio El Mundo o en todas las radios que estuviera Betty Elizalde. Como cuando hizo radio en Metro, en Rock & Pop, KsK, Radio Ciudad, Nacional y nuevamente en Metro. Los últimos meses al aire también quiso reinventarse. En el año de su muerte, Peña había decidido empezar el programa hablando solo. Media hora. Solo. Despojado de todo. Sin cortinas, sin efectos de sonido. Sin criaturas. Solo él. Con sus oyentes. Era profundo y brutal. Una provocación a la radio moderna. Hablaba del amor, de la muerte, del aborto, del derecho a elegir, de ser libres. Siempre desde sus verdades, las de un artista enorme e inexplicable. Amado y odiado por quienes lo escuchaban. Como él deseaba.
#Radio #FernandoPeña #100AñosDeRadio

Revista Florencio (100 años de la radio) https://argentores.org.ar/wp-content/uploads/2020/07/Florencio1558.pdf

3 comentarios en “Fernando Peña, columna para Argentores

  1. Qué bueno y reconfortante es leerte Lucas, con tus recuerdos traés a Fernando de regreso. Qué haría en este tiempo tan difícil? No? No puedo dejar de preguntarmelo. Abrazo virtual, de corazón 💜

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